Movernos al ritmo de la música, es crear magia con el cuerpo, es poder comunicarnos con la esencia del universo y a la vez ir de dentro hacía afuera de nuestro ser, todo eso con la posibilidad de transmitir lo que sentimos desde el alma, todo eso es lo bello de la danza.
Un pequeño movimiento creado desde nuestro corazón se puede convertir en el mensaje que necesita ser escuchado, en la luz de la belleza que está aquí para ser apreciada, ya que desde siempre la danza ha sido el vehículo para transmitir la belleza del mundo que nos rodea y de nuestra esencia. Cada una de las formas artísticas que existen en el mundo tiene un propósito magnifico que es el de traer luz y es por eso que no hay nada más simple y valioso a la vez como dejar que el arte llene todos los espacios que hay alrededor.
Un pequeño movimiento creado desde nuestro corazón se puede convertir en el mensaje que necesita ser escuchado, en la luz de la belleza que está aquí para ser apreciada, ya que desde siempre la danza ha sido el vehículo para transmitir la belleza del mundo que nos rodea y de nuestra esencia. Cada una de las formas artísticas que existen en el mundo tiene un propósito magnifico que es el de traer luz y es por eso que no hay nada más simple y valioso a la vez como dejar que el arte llene todos los espacios que hay alrededor.
Además la belleza de los movimientos, tanto individuales como en los conjuntos, se dan por medio de una armonía que se respalda con exclusividad en la simetría y el equilibrio. La danza busca siempre que el bailarín dance por una necesidad interior, mucho más cercana al campo espiritual que el físico.
Por ende lo bello de la danza es transmitir de dentro hacía fuera y con el cuerpo, es decir, poder emitir la esencia del alma.
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